lunes, 25 de abril de 2011

Y de repente, un ángel



El ángel que me enviaste,
razón tenía, Señor:
“El que no tiene principio ni final,
es el principio y el fin.”
Y al principio llegó el final
y al fin llegó el principio.

He hablado con ese ángel, Señor,
sin saber que lo era;
y tampoco sabiéndolo ella,
armanda con una estupenda sonrisa,
me ha dicho sin decirlo:
“Jesús está en tu puerta, tocando”.
Pero yo abrí la biblia casi olvidando
lo que no me había dicho;
y casi corriendo,
fui a abrir los cerrojos,
pero tú ya estabas adentro.
Entonces, parpadeando,
de repente un ángel exclama:
"¡Lo amo!"
sin más, señor, le creo tanto
y la amo.




J. J. Edgar

3 comentarios: