Sary y
yo ya no hablamos más. Hemos perdido, o más bien hemos desechado toda forma de
comunicación. Me odia y me lo merezco. No la quiero ni un poco ¡Y vaya que se
lo merece! Pero hoy, casi tres años después, he redescubierto algo que la involucra
directamente y me gusta.
Estaba
revisando algunas cajas en dónde tiempo atrás había depositado todo lo que no
me servía en un futuro inmediato, y me topé con una libreta que ella alguna vez
me regaló. Se trata de cuadernillo espiral negro de no más de cincuenta hojas
de todo tipo, que ella misma cortó y
diseñó, y los mandó a anillar para después obsequiármelo la vez que cumplimos
nuestro primer y último mes juntos.
No es
lo único presente que me dio, pero si lo único que sobrevivió a nuestra
estrepitosa y fatal ruptura, y, ahora que me he tomado un tiempo para observarlo
detenidamente, lo encuentro fascinante. Es perfecto para mis garabatos y mis desvaríos.
Entre Sary
y yo pasaron muchas cosas que no espero contar, pero resumámoslo como un
carnaval de pasiones que gracias a Dios acabó. Yo perdí y creo que no fui un
buen perdedor, ella regresó con su ex enamorado y yo encontré un par de chicas
con quien pude desclavarla de mi vida y de mis recuerdos. Quién diría que tres años
después la libreta que me regaló esa misma chica, a quien amé y quien me uso
para satisfacer sus fantasías de tener al mismo tiempo dos hombres en su vida,
me anime a escribir nuevamente. Por eso es justo, aunque insuficiente,
dedicarle esta primera hoja; y tal vez la segunda. Porque es difícil olvidar a
una mujer que te llevó a un sitio donde la gente va a llorar a sus muertos, y
te enamore sin más compasión que la de un huracán ante un paraguas.
J. Edgar
Despues de tantas veces poner el link en la barra de busqueda y no encontrar nada... hoy vuelves a escribir no dejes de hacerlo aunque eso sea escuchar los amorios que alguna vez tuviste.. quiero leer de ti... una admiradora...
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